1/09/2006

La guerra del tabaco. Episodio I

     Hoy he perdido el día. Lo reconozco. He conseguido hacerme una maratón de 35 horas (and counting) sin dormir y sin dejar de trabajar. La culpa no ha sido mía, sino de las dos prácticas que debía entregar hoy sin demora (a las 12:00 PM y 16:00 PM respectivamente).

     Pero no es ese el tema a tratar en esta disertación. El protagonista -cómo no- nuestro amigo el tabaco.

     Como no tenía nada mejor que hacer hasta las 18:00 de la tarde, me dediqué a pasear por la ciudad con la corrosiva curiosidad de encontrar un bar de menos de 100 metros cuadrados que prohibiera expresamente el mal hábito de fumar. Pero en vez de eso, ¿qué encontré? pues ni más ni menos que un quiosco con un cartelito que rezaba:

"Si el tabaco es legal, ¿por qué no nos dejan venderlo? Asociación ...[tapado por unas revistas]"


     Lo primero que se me pasó por la cabeza fue la fulminante retórica de la que la asociación tapada por unas revistas (de ahora en adelante A.T.R.) intentaba hacer gala. Soy perfectamente consciente de la faena que se le puede realizar a un quiosquero cuando el estado irrumpe en sus actividades mercantiles con premeditación y alevosía, recortando drásticamente sus ingresos dominicales y obligándole a realizar menos visitas al estanco. Pero de ahí a intentar hilvanar la legalidad de un producto con su derecho a venderlo... traspasa los límites de la demagogia tradicional.

     Si no fuera así, ¿por qué no crear eslóganes como éstos y colgarlos en los quioscos de toda España?:

     "Si las motosierras son legales, ¿por qué no nos dejan venderlas? A.T.R."
     "Si mi hija es legal, ¿por qué no nos dejan venderla? A.T.R.".

     En fin, que no vendría de más separar ciertos conceptos excesivamente ligados a nuestra cultura popular: el hecho de que algo sea legal no tiene por qué significar necesariamente que pueda venderse en cualquier sitio. Y si no , que se lo pregunten a las farmacias.

     El segundo punto que me llamó la atención fue una ferretería en cuya puerta colgaba un cartel que rezaba:
´
"En este establecimiento se permite fumar"


     Aún dudo si se trataba de una provocación, de pura ignorancia o de un suicidio administrativo. O quizás el ignorante soy yo y resulta que ahí dentro te puedes pedir una llave inglesa del 12 con el café con leche...

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